Ser
popnírico significa que utilizamos el arte como medio de expresión
de nuestro mundo interior, convirtiéndolo en algo público.
Destripamos nuestro yo para poder expresar nuestras inquietudes,
nuestras fobias, nuestras preocupaciones y todo aquello que llevamos
dentro, utilizando, para ello, materiales y herramientas de todo tipo
como el collage, acuarelas, acrílicos, lápices, tinta y técnica
digital, entre otros.
Esta
muestra de nosotros mismos, se expone ante los ojos y la crítica de
la gente a través de las nuevas tecnologías, sobretodo de las redes
sociales, que nos sirven para conectar con el mundo. Con esto,
conseguimos que la gente desvirtúe nuestra forma de ver el mundo,
convirtiéndola en algo popular y público para que todo el mundo lo
entienda.
No
obstante, se trata de una vía de dos direcciones, ya que algo
popular puede convertirse en algo íntimo o llegar a causar esta
sensación en el individuo. Las redes no son solo un canal de
comunicación hacia el exterior, sino que también nos nutren. De
esta manera, lo íntimo se vuelve popular, y lo popular, íntimo.
La
corriente popnírica surge a partir de la fusión de la introspección
propia del surrealismo y de la banalidad de la cultura popular propia
del pop art.
LOS POPNÍRICOS SOMOS:
Absurdos: cada persona tiene unas prioridades distintas y personales que la
hacen como es. Al no lograr entender ni razonar lo que somos y lo
que hacemos, asumimos que la vida no tiene sentido, es absurda. La
ironía es una de las formas que tenemos para afrontar este
sinsentido. Nos resignamos a que nunca entenderemos todo lo que
ocurre a nuestro alrededor, por ello lo usamos para expresarnos.
Mortales:
somos finitos. Hay que aprovechar para hacer todo lo que seamos
capaces y vivir lo que mejor que podamos mientras estemos en este
mundo. Somos conscientes de que no estaremos aquí para siempre,
pero eso no nos intimida a la hora de expresarnos, sino todo lo
contrario.
Figurativos:
la forma más sencilla y de que la gente asimile lo que hacemos, es
a través del mundo sensible, de aquello que todos podemos
comprender. Aunque no todo sea real en nuestro mundo, las formas
abstractas no tienen hueco en nuestra visión del arte.
Introspectivamente
públicos: tenemos una idea consciente de nosotros mismos, sin
embargo, buscamos la integración con el colectivo, con la humanidad
como ente. Hoy día, la forma más sencilla de llegar a todo el
mundo sin moverse del sitio siquiera es Internet. Por ello, las
redes sociales son nuestro medio de difusión más utilizado. Estas
herramientas, tan públicas, tienen como consecuencia la exaltación
de lo absurdo, lo banal, convirtiéndolo en íntimo, y la
desvirtuación de lo importante, lo sustancial, lo privado,
convirtiéndolo en popular.